Alianza entre Nazis y musulmanes

Cuando pensamos en la Segunda Guerra Mundial, solemos imaginar a Hitler, Mussolini, Stalin o Churchill. Pero pocas veces se habla de la influencia que tuvieron algunos líderes del Medio Oriente en ese conflicto. Hoy vamos a descubrir la historia de Amin al-Husayni, el Gran Muftí de Jerusalén, y cómo sus alianzas con el nazismo abrieron una red de conexiones que llegan incluso hasta nuestros días. Prepárate, porque lo que vas a aprender no lo enseñan a las masas.

10/14/2025

📍 Origen de la alianza

Toda la información aquí expuesta es publica y fácil de encontrar en internet en paginas de fuentes confiables, empecemos. Amin al-Husayni el fundador del movimiento árabe-palestino nació en Jerusalén y, se convirtió en Gran Muftí de Jerusalén en 1921 (jurista experto en la ley islámica "sharía") gracias al apoyo británico. Su misión era mantener el orden religioso.

Desde su posición, se opuso ferozmente a los judíos, Su discurso era claramente  antijudío.

Origen de "Palestina"

El término “Palestina” no es originario de los pueblos de la región. Fue impuesto por el Imperio Romano en el siglo II d.C., después de sofocar la rebelión de Bar Kojba (132–135 d.C.). El emperador Adriano rebautizó la provincia de Judea como “Syria Palaestina” con el objetivo político de borrar la identidad judía de la tierra y humillar a los hebreos, asociando su territorio ancestral con los filisteos —antiguos enemigos bíblicos de Israel—. Era una estrategia de dominación: eliminar el nombre de Judea para debilitar la conexión del pueblo judío con su tierra.

Siglos más tarde, bajo el Mandato Británico (1920-1948), el nombre “Palestina” volvió a usarse de forma oficial para designar el territorio comprendido entre el Mediterráneo y el Jordán históricamente llamado Judea (su origen viene la tribu de Juda y luego usado para llamarlos judíos). En ese momento en esa región vivían judíos y árabes. En este marco, el nombre “Palestina” se utilizó como referencia del territorio destinado a convertirse en un hogar nacional judío, tal como establecía la Declaración Balfour de 1917, aunque esa promesa pronto se vería enredada en tensiones con la población árabe local.

Rebelión y exilio

Durante la Rebelión Árabe de 1936-1939, al-Husayni apoyó levantamientos armados contra los británicos y los judíos. Su implicación lo obligó a huir primero a Líbano, después a Irak, y más tarde... a la mismísima Alemania nazi.

La alianza con Hitler

En 1941, el Gran Muftí se reunió con Adolf Hitler en Berlín. Allí le pidió apoyo para impedir un Estado judío en Palestina y ofreció el respaldo árabe-musulmán a la causa del Eje.

  • Participó en propaganda radial nazi dirigida al mundo árabe.

  • Colaboró en el reclutamiento de musulmanes bosnios y albaneses para las Waffen-SS.

  • Se convirtió en un símbolo propagandístico del nazismo en Medio Oriente.

Aunque no fue un arquitecto del Holocausto, su antijudaísmo encajó perfectamente en la narrativa de Hitler.

Amin al-Husayni dejó varias declaraciones y discursos contra los judíos, especialmente durante su exilio en Alemania y en sus emisiones radiales para el mundo árabe entre 1941 y 1945. Estas son algunas de sus citas textuales documentadas de sus propias palabras:

📻 Emisiones de radio desde Berlín (1942-1944)

En un discurso transmitido el 1 de marzo de 1944, Husayni dijo:

“Los judíos son los enemigos más feroces de los musulmanes y siempre lo han sido. Es deber de los musulmanes expulsarlos de los países árabes.”

📜 Declaración pública en 1943

En una carta dirigida a los gobiernos de Bulgaria, Hungría y Rumanía, presionando para que no permitieran la salida de judíos hacia Palestina:

“Los judíos han sido enemigos del árabe y del musulmán desde tiempos inmemoriales, y han mostrado enemistad hacia el Islam desde su nacimiento.”

📢 Discurso en la mezquita de Berlín (1942)

Durante un sermón dirigido a musulmanes reclutados en la Waffen-SS:

“Maten a los judíos dondequiera que los encuentren. Esto agrada a Dios, a la historia y a la religión. Ésta es la voluntad de Alá.”

📑 Reunión con Hitler (28 de noviembre de 1941)

Según las actas oficiales alemanas del encuentro con Hitler en Berlín:

“Los árabes son los amigos naturales de Alemania porque tienen los mismos enemigos: los ingleses, los judíos y los comunistas.”

📌 Nota histórica

Los historiadores como Bernard Lewis, Jeffrey Herf y Philip Mattar coinciden en que el discurso de al-Husayni fue un puente entre el antisemitismo nazi y el odio religioso-político en Medio Oriente. Su retórica influyó en movimientos posteriores como la OLP y Hamas, donde aún se citan elementos de su visión.

La palabra “antisemitismo” es, en realidad, un término engañoso. Etimológicamente, los pueblos árabes también son semitas —descendientes de Sem, hijo de Noé—, pero en la práctica el término nunca se utiliza para referirse a odio contra ellos, sino exclusivamente contra los judíos. Esto significa que el antisemitismo no es más que un eufemismo de antijudaísmo, pues desde el siglo XIX, cuando Wilhelm Marr acuñó la palabra en Europa, se empleó para dar un barniz pseudocientífico y menos religioso al odio hacia los judíos. Curiosamente, en el propio mundo árabe, cuando se habla de hostilidad hacia los judíos, se usa la expresión directa: “anti-yahud” (antijudíos). En otras palabras, el concepto de antisemitismo, aunque parece amplio, en realidad ha servido para ocultar bajo un disfraz académico lo que siempre ha sido un rechazo específico: el odio al pueblo judío.

Arabia Saudita y el financiamiento oculto

Pero la historia no termina ahí. En paralelo, el naciente reino de Arabia Saudita, bajo la Casa de Saúd y aliado del wahabismo religioso, comenzó a financiar movimientos palestinos y a influir en la política internacional.

  • En los años 30 y 40, mientras al-Husayni buscaba apoyo en Berlín, donaciones desde Arabia Saudita fluían hacia líderes árabes que se oponían a la inmigración judía.

  • Tras la creación de Israel en 1948, el petróleo saudí se convirtió en un arma política: millones de dólares fueron destinados a apoyar a la causa palestina y a financiar organizaciones en Occidente que disfrazaban su antisemitismo de “defensa de Palestina”.

  • Documentos desclasificados muestran aportes saudíes a universidades, partidos políticos y grupos de presión en EE.UU. y Europa, con el objetivo de moldear la opinión pública contra Israel.

Islam, nazismo y comunismo: un enemigo compartido

Aquí surge un punto polémico: el antisemitismo sirvió como puente entre ideologías que parecían opuestas.

  • Nazismo e islamismo coincidieron en el odio a los judíos.

  • Comunismo e islamismo se encontraron en la retórica “antiimperialista”. La URSS, después de 1948, se convirtió en un gran financiador de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y grupos como el Frente Popular para la Liberación de Palestina.

  • La izquierda progresista occidental adoptó la causa palestina como bandera, muchas veces cerrando los ojos ante el terrorismo y disfrazándolo de “resistencia”.

El resultado: una extraña convergencia donde nazis, comunistas, islamistas radicales y progresistas encontraron un enemigo común: Israel y el pueblo judío.

🌍 Influencia en el presente

Hoy en día, esas conexiones no son simples anécdotas históricas:

  • Organizaciones financiadas por fondos del Golfo siguen ejerciendo presión en Occidente contra Israel.

  • Movimientos progresistas en universidades y medios repiten discursos que tienen su origen en la propaganda de los años 40 y en la Guerra Fría.

  • Líderes islamistas como los de Hamas o Hezbolá aún citan a al-Husayni como referente histórico.

Lo que empezó como una alianza táctica entre un muftí palestino y el nazismo, terminó tejiendo una red ideológica y financiera que atraviesa décadas. Arabia Saudita, el comunismo soviético, la izquierda progresista occidental y el islamismo radical encontraron un punto de unión en su lucha contra Israel.

La pregunta es: ¿cuánto de esa narrativa sigue viva hoy, en los discursos políticos, en las calles de Europa y América, en las universidades y en las redes sociales?

La historia de Amin al-Husayni nos recuerda que, a veces, las alianzas más oscuras nacen del odio compartido. Y sus ecos siguen resonando hasta el presente.